Cortesía y amabilidad

Cortesía y amabilidad

En el colegio, la cortesía y la amabilidad no son simples formalidades, sino formas de relacionarnos que reflejan respeto, consideración y sensibilidad hacia los demás. Saludar al entrar a una sala, pedir las cosas por favor, agradecer, escuchar con atención o tratar con paciencia a quienes piensan distinto son acciones que, aunque parezcan pequeñas, tienen un gran poder: crean un ambiente donde todos se sienten valorados y respetados.

Cuando practicamos la cortesía, reconocemos la dignidad del otro. Y cuando lo hacemos con amabilidad, ese reconocimiento se vuelve cercano, sincero y humano. Estas actitudes no solo favorecen la buena convivencia, sino que también fortalecen el sentido de pertenencia y comunidad dentro del colegio. Cada gesto amable construye puentes, suaviza conflictos y nos recuerda que convivir implica cuidar nuestras palabras y acciones.

La amabilidad también es contagiosa. Cuando un estudiante es tratado con respeto y calidez, es más probable que actúe del mismo modo con sus compañeros y profesores. Así, entre todos, vamos tejiendo una red de relaciones positivas que enriquecen la vida escolar.

En nuestra comunidad educativa, promovemos la cortesía y la amabilidad no como reglas impuestas, sino como elecciones conscientes que hacen del colegio un lugar más grato, justo y humano para aprender y crecer juntos.