La tolerancia y la empatía son valores esenciales para construir una comunidad escolar inclusiva, respetuosa y consciente de la diversidad que nos rodea. Ser tolerante no significa estar de acuerdo con todo, sino aceptar que existen distintas formas de pensar, sentir y vivir. Por su parte, la empatía nos invita a mirar el mundo desde los ojos del otro, comprendiendo sus emociones, necesidades y realidades.
En un colegio donde conviven personas con diferentes historias, culturas, opiniones y formas de ser, estos valores se vuelven imprescindibles. Practicar la empatía permite responder con sensibilidad frente a un compañero que está pasando por un mal momento. Ser tolerante nos ayuda a convivir sin prejuicios, a dialogar con respeto y a aprender de las diferencias en lugar de temerlas.
Ambos valores se complementan: la empatía nos ayuda a entender; la tolerancia, a convivir con respeto. Cuando los estudiantes desarrollan estas habilidades, se promueve un entorno más armónico y libre de discriminación. Al mismo tiempo, se forman personas más justas, solidarias y abiertas al mundo.
En nuestro colegio, creemos que educar en tolerancia y empatía no es una opción, sino una responsabilidad. Porque solo desde el respeto y la comprensión mutua podemos construir una comunidad donde todos y todas se sientan escuchados, acogidos y valorados.